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Cómo desarrollar los Cinco Elementos Básicos de la Resiliencia
¿Cómo desarrollarlos?

¿Cómo desarrollarlos?

La resiliencia es una palabra que encuentra un número creciente de usos en el mundo moderno. La resiliencia es la capacidad de recuperarse y adaptarse exitosamente a la adversidad. 

Mucha gente no ha tenido la oportunidad de desarrollar los elementos básicos para la resiliencia. Por fortuna, no es demasiado tarde para hacerlo, y una buena manera de hacerse inolvidable es ayudar a alguien a lograrlo. La gente puede aprender a responder a obstáculos con resiliencia en vez de con depresión.

Esto requiere crear una base para la resiliencia usando cinco elementos básicos: confianza, independencia, iniciativa, energía e identidad. 

Confianza

La confianza significa creer en y confiar en otras personas. La confianza comienza desde el nacimiento y se fortalece o debilita a medida que avanza la vida. Al comienzo no tenemos otra opción que confiar en que otros nos alimenten y protejan. Si esa confianza no se ve correspondida por otras personas, el impulso de confianza se debilita y tenemos una opción. Podemos optar por no confiar en la gente en nuestras vidas o en el mundo en su totalidad e incluso podemos optar por no confiar en nosotros mismos.

Cuando la confianza es débil o está ausente en alguien, pueden comenzar a suceder varias cosas, y ninguna de ellas es buena para ese individuo, para su empleador, o para usted si es colega o jefe de esa persona.

Por ejemplo: si una persona siente que no puede confiar en sí misma para obtener logros y tener éxito, puede tratar de protegerse de su inevitable fracaso. Puede volverse dependiente. Puede querer que haga cosas por ella, porque supone que usted es mejor que ella y que usted la protegerá. O puede ir en el sentido contrario y volverse dominante y agresiva.

Es posible que se haya encontrado con alguien que tiene una personalidad controladora. Alguien que parece decidido a decirle a todos los demás qué tienen que hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo, y así siguiendo. Este tipo de personalidad claramente se basa en la falta de confianza. Viene de ver a todos los demás como incompetentes, hostiles e incluso quizás peligrosos. De hecho una persona controladora dice: “Para evitar que me falles y quizás incluso que me perjudiques, tengo que controlarte”.

El problema, sin embargo, es que el control total del medio físico y humano es imposible. De modo que la gente controladora tiene que volverse cada vez más controladora. Cuando fracasa, no tienen resiliencia porque han puesto todos sus huevos en la canasta del control y no funcionó. Fin del juego.

Por lo que la capacidad de confiar es un elemento básico para crear resiliencia. Va en su interés y en el interés de su organización ayudar a la gente a saber confiar. Como persona con clase, tiene la oportunidad de darles este importante elemento básico. ¿Cómo puede hacerlo? Es simple y lógico. Usted ayuda a otra gente a desarrollar la confianza siendo confiable. Lo hace siendo predecible, respetando a cada individuo, no divulgando lo que han dicho en confianza, y de muchas formas más. Entonces, cuando ha establecido relaciones de confianza con la gente, puede ayudarla a desarrollar capacidades que les servirán para encontrar otros en los que pueden confiar. A los ojos de la gente se ha vuelto una persona inolvidable y ahora puede mostrarle cómo encontrar otras personas inolvidables.

Recuerde esta fórmula simple: la manera de volverse confiado es incorporando a su vida gente que merece confianza. La manera de ayudar a otra gente a desarrollar la confianza es ser confiable uno mismo.

Independencia

Un segundo elemento básico de la resiliencia es la independencia: el deseo de tomar sus propias decisiones en las buenas y en las malas, y el poder de tomar las decisiones correctas en la mayoría de las oportunidades. En esto hay una paradoja interesante. La independencia se vuelve mayor con el éxito, pero también depende del fracaso. No se puede tener resiliencia si nunca se ha fracasado. No puede aprender a levantarse si nunca lo han derribado. No se puede ser independiente si uno siempre tuvo quien lo cuide.

Imagine que es padre de una hija que se ocupa seriamente de las tareas que le dan en la escuela para el hogar. Si tiene una nota baja en una tarea se siente terrible. Naturalmente quiere protegerla —y a sí mismo— de tener que enfrentar una situación así. Por lo que comienza a ayudarla con su tarea. Pronto ya no les está ayudando, en realidad, usted está haciendo la tarea. Si bien sus intenciones eran buenas —quería protegerla— el resultado puede ser problemático. Ella no tiene independencia por el simple motivo de que depende de usted. No tiene resiliencia porque nunca aprendió a recuperarse del fracaso.

Iniciativa

El tercer elemento básico es la iniciativa, la capacidad y disposición a actuar. Acabamos de hablar del problema de evitar el fracaso en el desarrollo de la independencia. Este es un factor importante en la iniciativa también. La clave de este elemento básico es tomar distancia del resultado de una acción. Tiene que dejar de pensar en términos de resultados exitosos o no exitosos. Si usted lo intenta honestamente y pone su mayor esfuerzo, eso en sí mismo es el éxito.

Estados Unidos se fundó sobre la idea de la segunda oportunidad. La gente vino aquí de todo el mundo por dos motivos: porque las cosas no le habían ido bien donde estaban y porque el nuevo país les ofrecía una oportunidad para comenzar de nuevo. No importaba lo que hubiese sucedido en el pasado mientras tuviera la resiliencia de hacer un nuevo intento. 

Energía             

Nuestro cuarto elemento básico es la energía. En relación a la resiliencia, hay dos variedades de energía. Llamemos a la primera inspiración. Suponga que su negocio quiebra. Suponga que se caen sus inversiones. Suponga que un tornado se lleva su casa. Por unos instantes se siente aplastado y entonces le sucede algo. Está decidido a ponerse nuevamente de pie. Piensa en todas las grandes personas que han enfrentado problemas mayores que usted y está decidido a ser como ellas. Se ha conectado con una energía específica de la resiliencia y se lanza a lograr su objetivo. Eso es inspiración

Ahora hay otro escenario. Mira el agujero en la tierra donde antes estaba su casa, antes de que el tornado se la llevara. En vez de sentirse inspirado y lleno de energía, se siente cansado y derrotado. En su pensamiento aparece la eterna pregunta: “¿De qué sirve?”. ¿Cómo responde? Si es una persona con clase, si es una persona resiliente, si está decidido a hacerse inolvidable, podría luchar aunque no se sienta dispuesto a ello. A veces encuentra energía en sí mismo incluso en el momento en que se está preguntando: “¿De qué sirve?”. Cualquiera puede lograr grandes cosas cuando él o ella están lanzados y decididos. Pero la gente que genuinamente tiene resiliencia logra grandes cosas incluso cuando está lejos de sentirse muy bien. Eso no es inspiración, eso es fuerza de voluntad. Para ser una persona resiliente tendrá que tener ambas formas de energía, tanto inspiración como fuerza de voluntad. Porque cuando falta la primera, la segunda tiene que estar disponible.

Identidad

El quinto y último elemento básico de la resiliencia es la identidad. Definamos esto a través de un ejemplo histórico. Hace casi dos mil quinientos años, Alejandro Magno llevó su ejército a Asia para enfrentar al imperio persa, que en aquel tiempo era el más poderoso del mundo. El ejército de Alejandro era mucho más pequeño que el persa, estaba peor equipado, y sus soldados luchaban lejos de su hogar. La noche anterior a la batalla decisiva, Alejandro se dirigió a sus tropas. Alejandro comenzó por asegurarles la victoria. Luego dijo:

“Les daré tres razones por las que les aseguro la victoria. Primero, como nación venimos de muchas generaciones de gente dura y trabajadora. El enemigo en cambio viene gozando de la vida en su gran imperio mientras nosotros cuidábamos de las ovejas y tratábamos de trabajar la tierra pedregosa de Grecia. Segundo, al nivel individual, venimos de familias duras y trabajadoras. Cada uno de ustedes tuvo un padre y una madre que se levantaba en la mañana y hacía lo que fuera necesario. Pero las familias del enemigo son ricas y perezosas. Duermen hasta tarde. No crían ovejas. Son ovejas. Ahora el motivo final por el que vamos a ganar es el más simple e importante. El enemigo tiene como líder al gobernante del imperio persa. Pero ustedes me tienen a mí”.

El propósito de este discurso era crear identidad. Alejandro dijo a sus tropas que eran fundamentalmente distintas y fundamentalmente mejores que las del enemigo. Les dio cosas con las que podían identificarse: su nación, sus familias y su líder. En la difícil situación que enfrentaban, tenían esa identidad para sostenerse y para apoyarse.

Piense un poco en su propia identidad. ¿Cuáles son los puntos de identificación que lo hacen sentir confiado de que las cosas saldrán bien y que lo vuelven más resiliente si no lo hacen? Cuando trabaje con otras personas, busque sus fuentes de identificación y si no las tienen, ayúdelas a crear algunas. Y dicho sea de paso, el ejército de Alejandro ganó la batalla. 

Cuando algo sale mal, ¿cuánta clase tiene usted? ¿Se recuperará o se derrumba? La resiliencia es la capacidad de apoyarse en sus puntos fuertes y recuperarse más rápido de un revés o un desafío, sea la pérdida de un empleo, una enfermedad, un desastre, o la muerte de un ser querido.

Pero si no tiene resiliencia, usted tiende a hundirse en los problemas, sentirse víctima, abrumado, o incluso asume conductas reactivas tales como el abuso de sustancias dañinas. Incluso puede ser más proclive a tener problemas de salud mental.

La resiliencia no hará que desaparezcan los problemas pero puede darle la capacidad de ver más allá de ellos, encontrar la manera de disfrutar de la vida y manejar mejor el estrés. Si no es tan resiliente como le gustaría, puede desarrollar capacidades que le permitan ser más resiliente. Es la capacidad de absorber los golpes. Significa que, aunque sufra de estrés, adversidades, traumas, o tragedias, puede seguir funcionando, tanto psicológica como físicamente.

La resiliencia no tiene que ver con “aguantar” o vivir de acuerdo a viejos clichés tales como “sonreír y seguir adelante”. No significa que uno ignora sus sentimientos. Cuando sufre la adversidad, sigue experimentando ira, pena y dolor, pero puede continuar con sus tareas diarias, mantenerse optimista en general y continuar con su vida. Ser resiliente no significa ser estoico o continuar solo.

Ser capaz de buscar el apoyo de los demás es un componente clave de ser resiliente.

Fuente: Cómo Hacerse Inolvidable de Dale Carnegie Training. DeGanadores les recomienda su lectura.

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