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Cómo crear tu propia felicidad, ¿Quién decide si vas a ser feliz o infeliz? ¡Tú decides!
¿Quién decide si vas a ser feliz o infeliz?

¿Quién decide si vas a ser feliz o infeliz?

¿Quién decide si vas a ser feliz o infeliz? ¡Tú decides!

Un famoso animador de televisión tenía a un señor mayor como invitado en su programa. Era un señor mayor fuera de lo común. Sus comentarios eran totalmente espontáneos.  Simplemente surgían de una personalidad radiante y feliz. Cualquier cosa que decía, era tan ingenua y  tan acertada, que la audiencia se reía a carcajadas. Estaban encantados  con él.  

Impresionado, el animador disfrutaba la situación con los demás.

Finalmente le preguntó al señor mayor por qué era tan feliz.  “Usted debe tener un maravilloso secreto  para  la felicidad”, indicó.

“No”,  respondió  el  señor  mayor,  “No  tengo  ningún gran  secreto.  Es  más  claro  que  el agua.  Cuando  me levanto  en  la  mañana,  tengo  dos  opciones,  ser  feliz  o infeliz. Yo simplemente elijo ser feliz”.

Podría parecer que el cometario del señor mayor era superficial, pero recuerdo que Abraham Lincoln, que nadie puede acusar de superficial, dijo que las personas son tan felices como piensan que lo son. Tú puedes ser infeliz si quieres. Es lo más sencillo de lograr. Simplemente elige la infelicidad. Vive la vida diciéndote que las cosas no van a salir bien, que nada es satisfactorio y puedes estar seguro de que serás infeliz. Pero si te dices a ti mismo, “Las cosas van a salir bien. La vida es buena. Elijo la felicidad”, puedes estar seguro de que tu elección se  cumplirá.  Para  ser  una  persona  feliz  ten  un  alma limpia, ojos que vean romance en las   cosas comunes, un corazón de niño y simpleza espiritual.

Muchos   de   nosotros   construimos   nuestra   propia infelicidad. Claro que no toda la infelicidad la creamos nosotros mismos, las condiciones sociales son responsables por  muchos  de  nuestros  trastornos.  Sin embargo, a través de nuestros pensamientos y actitudes, extraemos  de  los  ingredientes  de  nuestra  vida,  nuestra felicidad o infelicidad. Cualquier persona que lo desee, que tenga la voluntad y que aprenda y aplique la fórmula correcta, puede ser feliz.

Si la felicidad está determinada por nuestros pensamientos, es necesario eliminar los pensamientos que nos puedan deprimir o desanimar. Esto puede hacerse simplemente  tomando la decisión de hacerlo; y luego, utilizando la técnica de fácil aplicación que le sugerí a un hombre de negocios. El principal problema de  este  hombre estaba en su patrón  de  pensamiento depresivo. Necesitaba una infusión de luz y fe.

Así que con bastante atrevimiento le dije, “Si te quieres sentir mejor y dejar de amargarte, puedo darte algo que te mejorará”.

“¿Qué puede hacer?”,   gruñó,   “¿acaso hace usted milagros?”

“No”, respondí, “pero puedo ponerte en contacto con un Curador Milagroso que puede drenar esa infelicidad tuya y darle un nuevo enfoque a tu vida. Eso es lo que quiero decir”, concluí mientras nos separábamos.

Aparentemente a este hombre le dio curiosidad, porque luego se puso en contacto conmigo y le di un libro mío, Acondicionadores de Pensamiento. Como es un libro de tamaño bolsillo, le sugerí que lo tuviera para consultas fáciles y también que pusiera en su mente diariamente por 40 días uno de los pensamientos recomendados. Luego le sugerí que aprendiera de memoria todos los pensamientos y que visualizara cada pensamiento sanador enviando un mensaje tranquilizador y sanador a su mente. Le aseguré que si seguía este plan, esos pensamientos sanos le sacarían los pensamientos enfermizos que estaban disminuyendo su alegría, energía y habilidad creativa.

Él tenía sus dudas, pero siguió mis instrucciones.

Después de unas tres semanas me llamó por teléfono y me dijo, “¡Esto sí funciona! Es maravilloso. Me he mejorado y no lo creía posible”.

Mañana cuando te levantes, di en voz alta tres veces esta frase: “Este es el día que hizo el Señor: ¡estemos hoy contentos y felices!” (Salmo 118:24). Personalízala y di “Hoy yo estoy contento y feliz”. Repítela en voz alta y clara, enfáticamente y con tono positivo.

Mientras te vistas o estés desayunando, di en voz alta comentarios tales como, “Yo creo que puedo resolver todos los problemas que surjan hoy. Me siento bien física, mental y emocionalmente. Es maravilloso estar vivo. Estoy agradecido por todo lo que he tenido, por todo lo que tengo ahora, y por todo lo que tendré. Las cosas no van a venirse abajo. Dios está aquí y Él está conmigo y Él velará por mí. Le agradezco a Dios por todas las cosas buenas”.

Durante el día, usa como base de tus acciones y actitudes los principios fundamentales para vivir feliz.

Uno de los más simples y básicos es el del amor humano y la buena voluntad. Es increíble la felicidad que puede inducir una sincera expresión de compasión y ternura.

Un hombre muy feliz es mi amigo, H. C. Mattern, quien, con su igualmente feliz esposa Mary, viaja alrededor del país. El señor Mattern tiene una tarjeta de presentación única, al dorso de la cual está asentada la filosofía que le ha traído la alegría a él, a su esposa y a los cientos que han tenido la fortuna de sentir el impacto de sus personalidades.

La  tarjeta  dice:  “El  camino  a  la  felicidad:  mantén  tu corazón libre de odios y tu mente libre de preocupaciones. Vive de manera simple; espera poco; da mucho. Llena tu corazón de amor; esparce alegría. Olvídate de ti mismo; piensa en los demás. Haz lo que te gusta que te hagan. 

Prueba ésto por una semana, y quedarás sorprendido”.

Fuente: El poder del pensamiento positivo de Norman Vincent Peale

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