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Rick Warren, autor de Una Vida con Propósito, reflexiona acerca del propósito de su propia vida tras el gran éxito de su libro. En esta charla, Warren explica su creencia de que la intención de Dios es que cada uno de nosotros use sus talentos e influencia para hacer el bien.
Rick nació en 1954 en San José, California. Obtuvo su título de Bachiller de Artes en el California Baptist College, su Maestría (Master of Divinity) en el Southwestern Theological Seminary, y su Doctorado de Ministerio en el Fuller Theological Seminary. También ha recibido otros honores que incluye el Premio de Enseñanza Bíblica (Biblical Preaching Award) y varios doctorados de honor. La Revista Metro le llamó una de las 25 personas más con más influencia en Orange County, California.
Pero quizás sea mejor conocido por su libro, catalogado como devocional, "Una vida con Propósito", el cual ha sido vendida en más de 30 millones de copias, colocando a Warren en la lista de escritores de mayores ventas del New York Times.
Rick Warren sostiene puntos de vista teológicos conservadores. Mientras mantiene sus posturas tradicionalmente evangélicas sobre problemáticas sociales como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la investigación de células madre, Warren ha llamado a las iglesias del mundo entero a enfocar también sus esfuerzos en el combate de la pobreza y las enfermedades, a extender oportunidades educacionales para los marginados y al cuidado del medioambiente.
Durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos 2008, Rick Warren fue anfitrión del Foro Civil para la Presidencia, en su propia iglesia y con ambos candidatos Barack Obama y John McCain. Más tarde, Obama encendería la controversia al pedir a Warren que realizara la invocación (oración), de la ceremonia inaugural de su mandato en enero de 2009.
Rick y su esposa Kay viven en Trabuco Canyon, California. Tienen tres hijos
"Miren lo que hay en sus manos, identidad, influencia, salario y digánse: ésto no es solo para mi, ésto es para hacer del Mundo un Lugar Mejor"
"La buena vida no radica en tener buena apariencia, sentirse bien o en poseer muchos bienes, Se trata de ser bueno y hacer el bien. Se trata de sacrificar tu vida. El sentido en la vida no tiene que ver con el estatus, porque siempre vas a encontrar a alguien que tiene más bienes que tú. Tampoco se origina en el sexo. No proviene del salario. Proviene de servir. Dando nuestras vidas es como encontramos sentido, encontramos significación."
Esto significa que los esfuerzos de hoy rindan frutos mañana. No debemos dejar que los fracasos del ayer nos atrapen, así como tampoco debemos revolcarnos en las glorias del pasado.
Hay que vivir en el presente y enfocar cada uno de nuestros esfuerzos en el porvenir. Así se hacen realidad los sueños.
A lo largo de la historia, esa es la manera en que las personas verdaderamente importantes y exitosas han logrado que sus sueños se hagan realidad.
Una de las llaves más importantes que estas personas han utilizado para su éxito, ha sido la manera en que han decidido emplear aquel regalo irremplazable que se conoce como el tiempo. Todos tenemos tres bloques de tiempo en nuestras vidas: ayer, hoy y mañana. El secreto que determina cuáles personas llegan a estar por encima de la mayoría, es la manera en que deciden utilizar estos tres bloques de tiempo.
Si deseamos ser exitosos hay que enfrentar ese bloque de tiempo llamado “ayer”. Hay que aprender de él. Hay que poder saborear los buenos recuerdos de vez en cuando. Hay que verlo de reojo sin fijar la vista demasiado en él. Los ganadores aprenden del pasado y entonces lo sueltan. Los perdedores anhelan el pasado y se atoran en él. Los ganadores se dan cuenta de que las victorias del pasado no son suficientes para sostener el resto de sus vidas.
El único día que cuenta de verdad es el día de hoy. El día de hoy es el que nos lleva del ayer al mañana. El único tiempo que verdaderamente poseemos es ahora, y ese es el momento que debemos aprovechar para convertir nuestros sueños en una realidad concreta. Este es tu momento, vives en este momento, debes usarlo, amarlo, devorarlo y explotarlo para poder llegar a las metas del mañana. Hay que vivir cada día como si fuese el último. Nuestra meta debería ser vivir plenamente en el presente, enfocándonos en las tareas de hoy para que la vida esté mejor mañana. Para convertir nuestros sueños del futuro en realidades, debemos empezar de una vez, diseñar el ahora, martillar y aserrar el ahora y lijar y pulir el ahora sin pensar en “algún día”, o “cuando tenga tiempo”, o “cuando las cosas estén un poco mejor”. Debe ser ¡ahora mismo!.
La mayoría de las personas no hacen más que soñar despiertas acerca de sus metas. Las personas exitosas son aquellas que han aprendido como moldear sus sueños para convertirlos en una realidad concreta. Estas personas luchan y sudan e invierten y arriesgan, día tras día, hasta que logran el éxito.
El mañana es nuestra meta, el presente es la distancia que tenemos que correr para llegar a esa meta. Antes de alcanzar nuestra meta, la tenemos que definir. Tenemos que evaluar nuestras vidas, nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestros anhelos y nuestras ambiciones. Tenemos que tomar una decisión acerca del tipo de mañana que queremos disfrutar. Sólo entonces podremos empezar a trabajar hoy para cumplir los sueños del mañana. Para llegar al mañana debes hacer planes realistas y para lograr eso debes: definir tu misión en la vida, definir tus principios básicos, establecer tus prioridades y hacer tus planes.
Invertir en mañana desde hoy; pagar con el presente por el futuro, y empezar de una vez. Ese fue el primer secreto del éxito de Walt Disney. Ese fue el secreto que lo separó de la mayoría de la gente: supo pagar por el mañana con las actividades de hoy. Todo lo que hizo fue una inversión positiva y proactiva en el futuro.
Fuente: Basado en Vamos por Todo de Pat Williams y tomado de la Revista deganadores
La resiliencia es una palabra que encuentra un número creciente de usos en el mundo moderno. La resiliencia es la capacidad de recuperarse y adaptarse exitosamente a la adversidad.
Mucha gente no ha tenido la oportunidad de desarrollar los elementos básicos para la resiliencia. Por fortuna, no es demasiado tarde para hacerlo, y una buena manera de hacerse inolvidable es ayudar a alguien a lograrlo. La gente puede aprender a responder a obstáculos con resiliencia en vez de con depresión.
Esto requiere crear una base para la resiliencia usando cinco elementos básicos: confianza, independencia, iniciativa, energía e identidad.
Confianza
La confianza significa creer en y confiar en otras personas. La confianza comienza desde el nacimiento y se fortalece o debilita a medida que avanza la vida. Al comienzo no tenemos otra opción que confiar en que otros nos alimenten y protejan. Si esa confianza no se ve correspondida por otras personas, el impulso de confianza se debilita y tenemos una opción. Podemos optar por no confiar en la gente en nuestras vidas o en el mundo en su totalidad e incluso podemos optar por no confiar en nosotros mismos.
Cuando la confianza es débil o está ausente en alguien, pueden comenzar a suceder varias cosas, y ninguna de ellas es buena para ese individuo, para su empleador, o para usted si es colega o jefe de esa persona.
Por ejemplo: si una persona siente que no puede confiar en sí misma para obtener logros y tener éxito, puede tratar de protegerse de su inevitable fracaso. Puede volverse dependiente. Puede querer que haga cosas por ella, porque supone que usted es mejor que ella y que usted la protegerá. O puede ir en el sentido contrario y volverse dominante y agresiva.
Es posible que se haya encontrado con alguien que tiene una personalidad controladora. Alguien que parece decidido a decirle a todos los demás qué tienen que hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo, y así siguiendo. Este tipo de personalidad claramente se basa en la falta de confianza. Viene de ver a todos los demás como incompetentes, hostiles e incluso quizás peligrosos. De hecho una persona controladora dice: “Para evitar que me falles y quizás incluso que me perjudiques, tengo que controlarte”.
El problema, sin embargo, es que el control total del medio físico y humano es imposible. De modo que la gente controladora tiene que volverse cada vez más controladora. Cuando fracasa, no tienen resiliencia porque han puesto todos sus huevos en la canasta del control y no funcionó. Fin del juego.
Por lo que la capacidad de confiar es un elemento básico para crear resiliencia. Va en su interés y en el interés de su organización ayudar a la gente a saber confiar. Como persona con clase, tiene la oportunidad de darles este importante elemento básico. ¿Cómo puede hacerlo? Es simple y lógico. Usted ayuda a otra gente a desarrollar la confianza siendo confiable. Lo hace siendo predecible, respetando a cada individuo, no divulgando lo que han dicho en confianza, y de muchas formas más. Entonces, cuando ha establecido relaciones de confianza con la gente, puede ayudarla a desarrollar capacidades que les servirán para encontrar otros en los que pueden confiar. A los ojos de la gente se ha vuelto una persona inolvidable y ahora puede mostrarle cómo encontrar otras personas inolvidables.
Recuerde esta fórmula simple: la manera de volverse confiado es incorporando a su vida gente que merece confianza. La manera de ayudar a otra gente a desarrollar la confianza es ser confiable uno mismo.
Independencia
Un segundo elemento básico de la resiliencia es la independencia: el deseo de tomar sus propias decisiones en las buenas y en las malas, y el poder de tomar las decisiones correctas en la mayoría de las oportunidades. En esto hay una paradoja interesante. La independencia se vuelve mayor con el éxito, pero también depende del fracaso. No se puede tener resiliencia si nunca se ha fracasado. No puede aprender a levantarse si nunca lo han derribado. No se puede ser independiente si uno siempre tuvo quien lo cuide.
Imagine que es padre de una hija que se ocupa seriamente de las tareas que le dan en la escuela para el hogar. Si tiene una nota baja en una tarea se siente terrible. Naturalmente quiere protegerla —y a sí mismo— de tener que enfrentar una situación así. Por lo que comienza a ayudarla con su tarea. Pronto ya no les está ayudando, en realidad, usted está haciendo la tarea. Si bien sus intenciones eran buenas —quería protegerla— el resultado puede ser problemático. Ella no tiene independencia por el simple motivo de que depende de usted. No tiene resiliencia porque nunca aprendió a recuperarse del fracaso.
Iniciativa
El tercer elemento básico es la iniciativa, la capacidad y disposición a actuar. Acabamos de hablar del problema de evitar el fracaso en el desarrollo de la independencia. Este es un factor importante en la iniciativa también. La clave de este elemento básico es tomar distancia del resultado de una acción. Tiene que dejar de pensar en términos de resultados exitosos o no exitosos. Si usted lo intenta honestamente y pone su mayor esfuerzo, eso en sí mismo es el éxito.
Estados Unidos se fundó sobre la idea de la segunda oportunidad. La gente vino aquí de todo el mundo por dos motivos: porque las cosas no le habían ido bien donde estaban y porque el nuevo país les ofrecía una oportunidad para comenzar de nuevo. No importaba lo que hubiese sucedido en el pasado mientras tuviera la resiliencia de hacer un nuevo intento.
Energía
Nuestro cuarto elemento básico es la energía. En relación a la resiliencia, hay dos variedades de energía. Llamemos a la primera inspiración. Suponga que su negocio quiebra. Suponga que se caen sus inversiones. Suponga que un tornado se lleva su casa. Por unos instantes se siente aplastado y entonces le sucede algo. Está decidido a ponerse nuevamente de pie. Piensa en todas las grandes personas que han enfrentado problemas mayores que usted y está decidido a ser como ellas. Se ha conectado con una energía específica de la resiliencia y se lanza a lograr su objetivo. Eso es inspiración
Ahora hay otro escenario. Mira el agujero en la tierra donde antes estaba su casa, antes de que el tornado se la llevara. En vez de sentirse inspirado y lleno de energía, se siente cansado y derrotado. En su pensamiento aparece la eterna pregunta: “¿De qué sirve?”. ¿Cómo responde? Si es una persona con clase, si es una persona resiliente, si está decidido a hacerse inolvidable, podría luchar aunque no se sienta dispuesto a ello. A veces encuentra energía en sí mismo incluso en el momento en que se está preguntando: “¿De qué sirve?”. Cualquiera puede lograr grandes cosas cuando él o ella están lanzados y decididos. Pero la gente que genuinamente tiene resiliencia logra grandes cosas incluso cuando está lejos de sentirse muy bien. Eso no es inspiración, eso es fuerza de voluntad. Para ser una persona resiliente tendrá que tener ambas formas de energía, tanto inspiración como fuerza de voluntad. Porque cuando falta la primera, la segunda tiene que estar disponible.
Identidad
El quinto y último elemento básico de la resiliencia es la identidad. Definamos esto a través de un ejemplo histórico. Hace casi dos mil quinientos años, Alejandro Magno llevó su ejército a Asia para enfrentar al imperio persa, que en aquel tiempo era el más poderoso del mundo. El ejército de Alejandro era mucho más pequeño que el persa, estaba peor equipado, y sus soldados luchaban lejos de su hogar. La noche anterior a la batalla decisiva, Alejandro se dirigió a sus tropas. Alejandro comenzó por asegurarles la victoria. Luego dijo:
“Les daré tres razones por las que les aseguro la victoria. Primero, como nación venimos de muchas generaciones de gente dura y trabajadora. El enemigo en cambio viene gozando de la vida en su gran imperio mientras nosotros cuidábamos de las ovejas y tratábamos de trabajar la tierra pedregosa de Grecia. Segundo, al nivel individual, venimos de familias duras y trabajadoras. Cada uno de ustedes tuvo un padre y una madre que se levantaba en la mañana y hacía lo que fuera necesario. Pero las familias del enemigo son ricas y perezosas. Duermen hasta tarde. No crían ovejas. Son ovejas. Ahora el motivo final por el que vamos a ganar es el más simple e importante. El enemigo tiene como líder al gobernante del imperio persa. Pero ustedes me tienen a mí”.
El propósito de este discurso era crear identidad. Alejandro dijo a sus tropas que eran fundamentalmente distintas y fundamentalmente mejores que las del enemigo. Les dio cosas con las que podían identificarse: su nación, sus familias y su líder. En la difícil situación que enfrentaban, tenían esa identidad para sostenerse y para apoyarse.
Piense un poco en su propia identidad. ¿Cuáles son los puntos de identificación que lo hacen sentir confiado de que las cosas saldrán bien y que lo vuelven más resiliente si no lo hacen? Cuando trabaje con otras personas, busque sus fuentes de identificación y si no las tienen, ayúdelas a crear algunas. Y dicho sea de paso, el ejército de Alejandro ganó la batalla.
Cuando algo sale mal, ¿cuánta clase tiene usted? ¿Se recuperará o se derrumba? La resiliencia es la capacidad de apoyarse en sus puntos fuertes y recuperarse más rápido de un revés o un desafío, sea la pérdida de un empleo, una enfermedad, un desastre, o la muerte de un ser querido.
Pero si no tiene resiliencia, usted tiende a hundirse en los problemas, sentirse víctima, abrumado, o incluso asume conductas reactivas tales como el abuso de sustancias dañinas. Incluso puede ser más proclive a tener problemas de salud mental.
La resiliencia no hará que desaparezcan los problemas pero puede darle la capacidad de ver más allá de ellos, encontrar la manera de disfrutar de la vida y manejar mejor el estrés. Si no es tan resiliente como le gustaría, puede desarrollar capacidades que le permitan ser más resiliente. Es la capacidad de absorber los golpes. Significa que, aunque sufra de estrés, adversidades, traumas, o tragedias, puede seguir funcionando, tanto psicológica como físicamente.
La resiliencia no tiene que ver con “aguantar” o vivir de acuerdo a viejos clichés tales como “sonreír y seguir adelante”. No significa que uno ignora sus sentimientos. Cuando sufre la adversidad, sigue experimentando ira, pena y dolor, pero puede continuar con sus tareas diarias, mantenerse optimista en general y continuar con su vida. Ser resiliente no significa ser estoico o continuar solo.
Ser capaz de buscar el apoyo de los demás es un componente clave de ser resiliente.
Fuente: Cómo Hacerse Inolvidable de Dale Carnegie Training. DeGanadores les recomienda su lectura.
Investigadoras de la Universidad de Harvard emprendieron la labor titánica de revisar 200 estudios en los que encontraron que el optimismo y las emociones positivas brindan protección contra las enfermedades del corazón, además de que aparentemente detienen el progreso de estos males en caso de ya padecerlos.
“Las personas más optimistas registraron aproximadamente 50% menos riesgo de sufrir un episodio cardiovascular inicial en comparación con las menos optimistas”, nos comparte Julia Boehm, investigadora de la Universidad de Harvard.
Otra publicación de la misma universidad refiere un estudio de la American Medical Association en el que entrevistaron a 589 personas una vez al mes, durante 10 años para averiguar la percepción que tenían sobre su propio envejecimiento. El resultado fue que las personas con una actitud positiva hacia su camino a la tercera edad demostraron ser 44% más propensas a recuperarse de sus enfermedades que aquellos con una actitud negativa.
Otro estudio similar hecho por investigadores de la Universidad de Yale reveló algo más impactante. Los científicos midieron la percepción de los participantes sobre su envejecimiento por más de dos décadas; descubrieron que quienes lo describían positivamente vivían 7.5 años más. ¡Sí, 7.5 años!
El artículo revela incluso que esta inclinación por ver el lado amable de las cosas tiene un mayor impacto en nuestra expectativa de vida que otras medidas como cuidar el colesterol, evitar la hipertensión o dejar de fumar.
Tiene sentido, ¿no? Entre más positiva sea nuestra visión del mundo, más gozaremos de nuestra vida y, entre más nos agrade ésta, más ganas tendremos de librar cualquier obstáculo y permanecer en la aventura.
Actitud negativa: los villanos también tienen poderes
Ahora volteemos la tortilla: si las emociones positivas nos ayudan a sanar y prevenir, ¿las negativas nos pueden enfermar?
La revista Time hizo un recuento de estudios científicos con los siguientes resultados: la gente que con frecuencia guarda sentimientos de negatividad y desconfianza es más propensa a ser víctima de demencia y enfermedades del corazón; las personas hostiles y poco amistosas tienden a sufrir más infartos que las más amables; además, aquellos que padecen de depresión tienen mayor riesgo de tener diabetes, ataques al corazón y distintas discapacidades.
Fuente: Actitud Positiva ¡Y a las pruebas me remito! de César Lozano