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La valentía de un padre ante la vergüenza de su hijo...
El vídeo del niño que se avergüenza de su padre sin trabajo y el impresionante mensaje que éste le transmite delante de todos sus compañeros de clase.
CON LA FAMILIA, LA REMONTADA ES POSIBLE
Porque siempre se puede remontar.
Fuente: Hirukide
Hola, Víctor. Me llamo Shukwara, soy estudiante de Magisterio de Educación Primaria y he visto que en tus libros hablas de lo importante que es saber comunicarse bien con los demás, y quería saber si nos podrías dar algún consejo práctico para comunicarnos mejor.
Algún consejo práctico para comunicarnos mejor, muchos, pero de sentido común, son los mismos que sabes tú, los mismos. Estoy seguro de que si tú hicieras tu lista y yo hiciera la mía, coincidiríamos.
Hay una regla, que se llama la regla de oro que la hemos oído mil veces, pero que es la esencia. Al final, ¿la esencia cuál es?
Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti, es así de simple.
Lo hemos oído muchas veces, pero es que es la verdad, es la verdad. Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti.
¿Eso qué implica?
Si hiciéramos la lista de cuáles son las habilidades para comunicarse mejor con los demás: sonríe, es muy importante, tú ves una cara rancia… Sonríe, pon cara fácil, hay gente que nace con cara fácil, hay gente que no, habrá que hacer un esfuerzo. Hay gente que no, que ha nacido con cara mustia. Uno tiene que hacer un esfuerzo. Sonríe, nos gusta ver personas agradables, personas que sonrían, nos gusta mucho.
Sé honesto, porque, al final, transmites la persona que eres, y en la comunicación con los demás ayuda.
Sé una persona que escucha, y me detendré en esta, pero acabemos la lista.
Sé una persona agradecida, sé una persona que valora a las demás, sé una persona que no tenga prejuicios, sé tolerante, también, con la opinión de los demás, no todos tenemos que estar de acuerdo, hay gente que no es nada tolerante.
Pero me paro en escuchar, yo creo que es la más importante, porque, además, es la que más cuesta, escuchar. A las personas nos encanta que nos escuchen, pero ¿por qué nos encanta que nos escuchen? Si yo aquí dijera: «Lo más importante que se ha dicho aquí, en esta sala, lo has dicho tú», ahora mismo, por dentro, él está haciendo: «Sí, he dicho varias cosas, ¿cuál de todas exactamente?», porque, cuando uno te escucha, tú te sientes importante, te sube la autoestima, te sientes comprendido, te sientes valorado, que es lo que queremos todos, y nos cuesta mucho escuchar.
Nos cuesta escuchar, primero, porque vamos siempre con prisas, y también porque hay gente que se enrolla mucho, no nos engañemos. Hay un estilo de hablar que es el estilo Oliver y Benji, ¿alguien se acuerda de la serie Oliver y Benji? Oliver y Benji era inhumano. Los que somos impacientes, aquella serie… Hay películas que tú te levantas, vas a buscar un vaso de agua, vuelves al sillón y te has perdido la trama. Oliver y Benji, vamos, era aquella serie, si alguien no la ha visto, que chutaba el tío el lunes y hasta el viernes no se sabía si había entrado o no, y era capítulo diario. Oliver y Benji, tú te podías levantar, podías coger el coche, irte al supermercado, cargar, volver y el tío estaba en la misma posición, era desesperante.
Pues hay gente que habla así, y es el estilo que utilizan las personas que más queremos. Todos tenemos una madre que pega rollos, todos, no es casual. Todas las madres pegan rollos, que parece que está acabando y se vuelve a arrancar con otra cosa, porque las personas se van haciendo mayores y se decoran, se vuelven barrocas, les da por hablar.
Hay gente que no, algunos se vuelven silenciosos, pero hay muchos que se decoran, y es el estilo propio de las personas pequeñitas. Todos los que tengáis hijos o hermanos de cinco, seis, siete años, hablan así, y vas a buscarlos al colegio y dicen: «¿Sabes qué, y sabes qué, y sabes qué?», llevas tres kilómetros caminando: «¿Y sabes qué, mami, sabes qué?», que dices: «Hijo mío, basta ya, basta».
Entonces, nos cuesta mucho escuchar, mucho, y en la comunicación con los demás no es lo que yo digo, es mucho más importante que la otra persona se sienta escuchada, que se sienta comprendida.
¿Cuántas veces te ha pasado que tienes un problemón, vas a ver a un amigo o una amiga, le sueltas el problemón y te sientes escuchado?, a lo mejor no te ha dicho nada, pero le das las gracias por escucharte, porque lo necesitamos. No nos gusta que nos corten, no nos gusta que nos interrumpan, no nos gusta que nos peguen el rollo, nos gusta que nos escuchen.
¿Tú quieres llevarte bien con alguien? Escucha, escucha. Pero es un esfuerzo enorme, porque implica ser generoso, implica no pensar en mí, sino pensar en ti. Yo es lo que te diría si quieres comunicarte mejor con los demás.
No se trata de un tema de que vocalices mejor o peor, es un tema de que transmitas honestidad, de que transmitas integridad, que seas amable, que seas agradable, que sonrías, que no tengas prejuicios, que seas tolerante y que escuches.
Hay una frase… a mí me encantan las frases, me encantan los aforismos, me encantan los refranes, porque te dicen de una manera breve y graciosa verdades profundas.
Mi frase favorita, que además a todas mis amigas se le ha regalado enmarcada, la tienen mis hijos, esta apuntada en mi casa por muchos sitios, y mira, ya que me das la oportunidad me gustaría acabar con esta frase, y la frase es… Antes de decir la frase, tiene que ver con cómo aplicar estas cosas, cómo aplicar esta idea de vivir con alegría, y la frase es de la Madre Teresa de Calcuta, y dice:
«Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poquito mejor y más feliz».
A mí esta frase me parece brutal, me parece espectacular. Pero me parece espectacular por muchos motivos, primero porque es práctica, no es etéreo o abstracto, es práctica.
¿Qué hago yo para vivir alegre, para ser feliz, para ser amable?, que es lo que hemos estado hablando aquí. «Que nadie se acerque a ti sin que al irse se vaya un poquito mejor y más feliz». Me parece brutal porque es práctica, me parece brutal también porque, si salieras de este mundo… si se te pudiera aplicar esta frase, no sé si saldrías con muchos yates, con muchas fortunas, con muchas mansiones, pero saldrías de esta vida por la puerta grande, serías una persona estratosférica.
Para mí esta es la definición de persona espectacular, «que nadie se acerque a ti sin que al irse se sienta un poquito mejor y más feliz». Pero es que lo mejor de todo es que esta frase, se te pueda aplicar o no, no depende de nadie, depende solamente de ti, que quieras, de tu compromiso, no hay nadie más que influya, porque estoy plenamente convencido, no tengo ninguna duda que es toda una filosofía de vida. Si alguien vive siendo coherente con esta frase, es imposible que no vivas feliz y hagas felices a las personas que te rodean.
Victor Küppers es Doctor en Humanidades y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Profesor universitario y formador, Küppers es autor de libros de éxito como "El efecto Actitud" y "Vivir una vida con sentido". Es un defensor absoluto del poder que tiene la ‘actitud’ para desarrollar el máximo potencial de las personas: "Tú vales tus conocimientos, tus habilidades y tu actitud, pero la actitud multiplica”, explica. Víctor Küppers reivindica la importancia de aprender a escuchar para cuidar las relaciones en el mundo actual. Apasionado por la psicología positiva, su pensamiento se podría resumir en esta frase de Teresa de Calcuta: “Que nadie se acerque a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”. Para Küppers esta es la definición de una ‘persona espectacular’.
La tarea de "aprender a ser feliz" ha de ser un objetivo constante en todas las familias. Con la alegría no se topa nadie a la vuelta de una esquina, sino que hay que fomentarla día a día. Sólo con que todos los miembros de la familia intentaran sonreír siempre, y que no hubiera nunca caras largas en casa, se habría conseguido mucho.
¿Cuál es la actitud necesaria para aprender a ser feliz?
Disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas
Que están presentes en nuestra vida: la conversación, el descanso, el trabajo, la naturaleza, la amistad... Siendo consciente de que la búsqueda ansiosa y descontrolada de satisfacciones (por lo general materiales) conduce a la pérdida del equilibrio interior.
Mostrar un sentido positivo ante las personas y los acontecimientos.
Es lo opuesto a los derrotismos y a las actitudes deprimentes y desesperanzadas, a la visión negativa de la vida, que conduce a la inquietud y el desasosiego. Encontraremos alegría cuando nos esforcemos por descubrir lo positivo que siempre (y en mayor medida que lo negativo) hay en las personas y situaciones en las que nos encontramos. Aprovechar los errores para aprender.
Aceptar las propias posibilidades y limitaciones.
Vivir con alegría lo que tenemos, sin renunciar a mejorar, pero sin tener nuestra atención centrada casi exclusivamente en lo que nos falta. No perder el tiempo en lamentaciones o quejas inútiles sobre lo que ya ha ocurrido o es irremediable Aceptar a cada hijo como es y por lo que es.
Hacer de nuestras ocupaciones habituales una fuente de alegría.
Nuestro trabajo, sea el que sea, es la expresión de nuestra capacidad y nuestra aportación a la sociedad en que vivimos. Es uno de los ámbitos -junto con el juego y el amor- principales de la vida humana y, por lo tanto, una de las fuentes de satisfacción y alegría más importantes.
Pasarlo bien en familia.
Reír en familia con frecuencia y contagiar la alegría. Crear oportunidades de "pasarlo bien" todos juntos: comidas especiales, fiestas excursiones. No se trata de hacer cosas muy especiales, sino de hacer "especial" el estar juntos Por ejemplo, viendo un vídeo en casa con palomitas de maíz y refrescos.
Autor: José Antonio Alcazar